02-02-2007

Cabezas de perros



El relato de esta oportunidad será opuesto a lo acostumbrado por mí, en lo relacionado a la fecha de ubicación temporal, donde no se encontrará mi existencia. La columna de acontinuación no tiene ninguna finalidad de ser analizada ni debatida, sino el simple sentido de ser conocida por el pueblo de todo el mundo como una historia bastante singular, ocurrida en la antigua ciudad de Santiago de Chile.

La jóven Isabel, próxima a entrar a la carrera de enfermería, y futura madre del hombre escritor y perteneciente a este Blogspot, que aún no pensaba ni en nacer, decidió luego de una acalorada tarde de amisatd y lujuría, ¡ vida loca de los sesenta !, tomar la iniciativa de ir a comprar un par de empanadas callejeras con los compadres, huasos sicodelicos de la universidad de la paz, el amor y los elementos ilegales.
 
Resulta que luego de una frenética busqueda, apareció frente a ellos el ícono de los carritos universitarios... Jimmy Pana Desparrama, quien sin pensarlo más de dos veces, se hizo propietario de muchos kilos de suculentas empanadas que serían preparadas sin detención para los carniboros sedientos de sangre. Este grupo de amigos, al mismo tiempo que deboraban carnes como enfermos, sin preocupación alguna de sus estomagos endurecidos, proclamaban citas a la paz y la liberación natural.

La cara de felicidad de los jovenes luego de la comida fue tan evidente que el mundo había brillado completamente, gracias a la comilona o maratón de interiores nacionales. Sin duda muchos de los jovenes no sabian los detalles del suceso recién acontecido y en realidad ni este simple narrador lo ubiera esperado.

Aquella tarde todos los jovenes disfrutaron eternamente de la fraternalidad del lugar y de la naturaleza de los personajes humildes. Todos estaban felices en el pasto de una palza capitalina, pensando y recordando el gigantesco goce que les provocó el haber ingerido las empanadas más encantadoras de todas sus poco durables vidas, (mi madre, sin vergüenza, aún señala que ha sido la comida más deliciosa que haya deborado en su existencia) 

El problema fue mas tarde, al saber mediante la prensa televisiva y escrita, que habían clausurado el mismisimo local de venta de empanadas, ya que era un negocio ilegal, sin ningún tipo de permisos para ejercer, en el cuál se encontaron cabezas de perros, animales degollados, con las que elaboraban las deliciosas y encantadoras empanadas de perro y no pino, que nunca más fuerón copiadas ni tampoco igualadas por algún vendedor del sector.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ok, que relato más estremecedor, estoy en un estado de shock!
Flash... wow!
No puede ser y lo peor es saber de donde provenía esa carne... en fin no me extraña que el humano haga esas cosas la verdad es el que ser humano es el más cruel y roba vida a animales con total libertad.
En fin eso un besote se le estima mucho mi querido amigo.
Mmmm
Eso viteh lo leo y procedo.
Cumplida mi promesa pero con horas de demora.

Totis dijo...

Increible. Con un remate de aquellos.
Me asombra la (supuesta) facilidad y fluidez de tus textos, oye. no sé si te lo habia dicho. de verdad. No hay semana que no quede cubierta por algun texto frenético o declaración urgente. recuerdo volátil o simple y confusa vivencia.
Me gusta todo esto tb.-

Bye.

Anónimo dijo...

de perro y no pino jajaja
es coo en el asado... este pedazo todavia ladra...

aunque en ese tiempo eran buenas epanadas.... decían mi padres puesto ke no yo nacía
pero era bueno el aceite para freir ke usaba y lo cambviaban.... como cambian los tiempos no?
kuidate!
jael!