16-02-2007

The Babyshower



La gran familia decidió reunirse como no lo había hecho hace tiempo... disculpen, como no lo habíamos hecho hace tiempo. Creo que hace años que no nos reuníamos, y sin duda que esta vez era por un razón especifica, bien en particular, me refiero al hecho del futuro nacimiento del próximo miembro de la familia tercermundista. Aunque la familia se sentía y veía bastante derrumbada, con los ánimos caldeados entre unos y otros miembros, la posibilidad de un nacimiento provocaba en todos un respiro que atraía a los sentimientos de la hermandad desconocida, producía que tales situaciones se olvidarán, por lo menos, por breves instantes de tiempo.

En mi familia hay una celebración bastante extraña antes de cada nacimiento, qué yo nunca había experimentado, producto de ser el menor de todos los miembros del conjunto incivilizado. Ésta festividad se basa de realizar una reunión familiar, en una temporada anterior al nacimiento, dando diversos tipos de ofrendas al futuro miembro. Se podían ver coches, calcetines, esferas de colores y millares de regalos producidos por los más de treinta invitados a tal evento familiar. Ya me ponía a pensar en la felicidad de ese pequeño al disfrutar de tantas muestras de caridad. Aunque no desligo el hecho de qué los regalos no eran simples motivos de regalía ante el futuro huésped de la familia, sino, que al mismo tiempo, eran una manera de intentar figurar ante el resto, quizás una competencia, mostrando quién tenía el capital, diferenciado con el resto, para hacer el mejor regalo de sus vidas.

La reunión había concluido con mucha fluidez y buenas caras; sin duda qué todas las diferencias, anteriormente internalizadas, ya eran inexistentes. Se podía comenzar a creer que el pasado había sido tapado y escondido en una caja cerrada con candado, con las llaves rotas... hechadas al mar. Vi reír aquella noche a personas que nunca creí que lo harían juntos. Sentí el alma de todos brillar entre cánticos y comidas apetitosas, sin olvidar los chistes picarescos de los más añejos participantes de mi conjunto familiar. Eran las tres de la mañana y la reunión ya había concluido de mejor manera imposible.

Al mes siguiente de la parafernalia de espera, cuando se volvió a reunir la familia completa, soñando ya noches completas con la noticia del nacimiento, la brisa congelada de la naturaleza podrida y desgenerada les tocó las cabezas huecas, encontrándose cada uno de los individuos del lugar con la noticia del regalo más conflictivo, duro, desgarrador y directo a la cien de cada uno de los estúpidos sobrevivientes de la familia, el cuál había sido dado por el bebé... quien ahorcado por el cordón umbilical moría fatidicamente, sin posibilidades de disfrutar de las muestras y las caridades de la vida usada y pervertida.

Ningún regalo había sido tan productivo y demostrativo como el del feto explosivo, qué les decía a todos con gritos guturales, que no hay mejor regalo que la simple vida misma.

3 comentarios:

Gabriela dijo...

Cierto, no hay mejor regalo.

Este es uno de los post donde cualquier cosa más que diga, simplemente sobra.


Saludos.

Herve dijo...

HOLA, GRACIAS POR PASAR POR MI BLOG Y POR SUPUESTO GRACIAS POR EL MILLON DE DOLARES, CREO Q NO SE Q HARE CON TAL SUMA DE DINERO, AUNQ CREO Q UNOS PANTALONES A LO MICHAEL JACKSON NO ME VENDRIAN MAL, LOL
BUENO, A DECIR VERDAD TIENES UN SENTIDO DEL HUMOR BASTANTE NEGRO Y NO CREO Q SEA UN DEFECTO MAS BIEN UN ASPECTO POSITIVO, ES MAS HONESTO Q OCULTARLO TODO, SIGUE ASI... TE ESTARE VISITANDO

ADIOS!

Anónimo dijo...

Siempre leo todo lo k tú escribes
y ya no tengo palabras para decirte lo bueno k eres.
eres muy talentoso sigue así
xau k te valla muy bien.