Los buenos muchachos se fueron al cuartel

La familia más popular y asesina de latinoamérica, sin olvidar a los Venegas y los Carcamos, fue explotada y sin bombas de racimo, sino, en obras de arte moderno-nazista... cómo en: "Todos los estafadores se van al cielo", re-editada por Disney Chanel y banco Bci (cualquier niño tiene su cheque).
Sin duda, ésta a sido, al mismo tiempo, una gran familia con el calor de hogar como en té club, abastibles Gasco y caldos Magi; la cuál también fue muy recordada por los creyentes del Opus Dead Man, que rectificarón, de manera muy prudente, en el versiculo quinientos - bajo tierra - D.D.H.H., lo siguiente: "La dictadura fue sólo vida feliz en el Mcdonald's, con hamburguesas de carne humana que hacían cantar; no como en cuba, donde Fidel Bonaparte recién está iniciando su primer periodo de mandato, y lo hace con muchos aires de grandeza... por cierto. Sobre las muertes en la dictadura chilena, sólo diremos que fue pura casualidad. Puro tongo comunista, de los que perdieron la fe y sus billeteras."

Luego de la sucesión de días extraños, con la muerte histórica del jefe de casa y del país, la agrupación de lazos militares de sangre, decidió viajar a la ciudad de U.R.S.S. (únicos robos por sobre sueldo), al sur de canal trece, abriendo la libreta de ahorros que sólo les alcanzaba para el sueldo mínimo de un panadero de supermercados Juanita, para así irse a la dulce espera de la noche buena. Como el dinero era tan poco, y la vida tan breve, en ese instante comenzaron las fechorías heredadas por los hijos del muerto de lentes de sol. Los lideres malignos también tienen y merecen una navidad.
Entre un suculento cheque de mil millones de dolares al minuto, y variadas líneas de nieve artificial, a diferencia del maestro Trujillo y don Carter, qué sólo consiguieron los cincuenta pesos mediante trabajo forzado de quince años de televisión, se fueron formando los días helados en víspera del recibimiento del viejito pascuero. Sin duda que la agrupación de lazos sanguíneos lo estaba pasando muy bien, distrayéndose un poco más y olvidando, de cierta forma, el dolor de haber perdido al más grande de los Pinochet. El patriarca humanista, de buenos tratos y pocas metralletas; el reconocido por tener poderes mentales para que los candidatos de todas las épocas se suiciden; la persona con un millón de amigos muertos y muchos por matar; y para finalizar... el nuevo zombie más popular del cine paramilitar.

Finalmente había llegado la noche tan esperada, y cada calcetín colgante traía un suculento caudal en su interior. Claramente que no venía de manos muy limpias,sino, de las lideradas por la dueña de casa, quien siempre influencio todos los movimientos e hizo que las cosas fueran como ella quería que se dictaran. Tras un gran hombre, siempre hay una gran mujer, dicen por ahí... pero yo no sé donde estaba ese hombre ni esa mujer.
La chimenea comenzaba a crujir fuertemente, y los ojos de las personalidades delictuales cada vez se abrían más. Parecía que fueran a tener un parto espontáneo, es que ellos sabían que el anciano les traería muchas riquezas monetarias y visas para poder salir del país. A diferencia de todo lo especulado por las mentes deformadas, por el ansia heredado de poder ilegitimo, cayó de entre las cenizas un hombre montado a caballo, que no dejaba de reirse ante todos. Había sido mandado por el mismísimo espíritu de don Augusto, para así vengarse de todas las malas aventuras que la familia le había hecho pasar, (entre esos momentos se destacan una cazuela bien fría, y una entrega destruida del diario anti-fascista... El Mercurio).

Luego del hecho verídico, anteriormente mencionado, el soldado rojo a caballo tomó a toda la familia arrepentida presa, y la llevó al cuartel de la primera comisaría de "usted sale libre al segundo día" para pagar, de esta forma, la pena de mirar a los presos y poder reírse por veinticuatro horas seguidas, sin que estos puedan abusar de los mirones.