El primer sueldo

Era mi día libre de trabajo, en el que pase la noche en otro lugar al que es mi hogar familiar; un sitio ajeno pero ya visitado con antelación. Al llegar por la mañana a mi casa, mientras los gallos cantaban, y yo ya me cambiaba para ir a trabajar, mi madre me anunciaba que habían llamado del trabajo para avisarme que no fuera a trabajar, qué el sueldo en forma de cheque ya había llegado, y que ellos llamarían para avisarme el instante para ir a recogerlo. Al día siguiente me llamó mi querida jefa señalándome que fuera a buscar mi cheque junto a mi uniforme envuelto en una bolsa, porque la empresa no me renovaba el contrato. Los siguientes meses son los más pesados y la tienda prefiere hombres de más experiencia.

El día había llegado, y mis pies corrían del apuro ante una supuesta cita con una muchacha que no es de la ciudad. Al llegar a mi antiguo puesto de trabajo, acalorado por el febril calor de esos días, de una manera un poco desquiciada me puse a ordenar los zapatos, con una especie de olvido a la noticia que me habían dado por teléfono. Tomé mi cheque, anotando mi rut y firma, y me lo lleve velozmente. Había una caja para cobrarlo, peor como estaba muy lleno preferí esperar a otro día para cobrar el dinero, mi apuro no era mucho por tener el olor a dinero entre mis dedos.

Al día siguiente pase de caja en caja intentando cobrar, sin dinero en mis bolsillos simplemente me quedaba caminar y caminar, con discusiones ante mi madre que seguían ando vuelta pro mi cabeza. El banco estaba cerrado, y al llegar a la última caja de los paraderos cercanos a mi casa, sucedió una desgracia de grandes proporciones para el instante en el que vivía. El número anotado en el papel estaba un poco borroso y la mujer incapacitada y algo torpe, timbro y rayo la papeleta, dándome simplemente treinta mil pesos, faltando a mi mano honrada algo así cómo cien mil pesos. Cuando la mujer se dio cuenta de su equivocación ante mi repudio, me pidió la devolución del dinero y al timbrar nuevamente el cheque, anulando la transacción, me señaló que debía ir al banco que como había relatado anteriormente, ya estaba cerrado.

Por la mañana de hoy, con mis párpados cerrándose por las altas horas en las que me había dormido en el día anterior, me dirigí al banco para finalizar con buen humor inexistente hasta el momento, el maldito tramite que me tenía algo desquiciado a esas primeras horas del día. Luego de una larga caminata llegue al sitio, consulte sobre la posibilidad de validar mi sueldo y me dijeron que estaba rayado y marcado, que podía suceder que fuera invalido y me quedara en la calle sin capital. Finalmente volvió el trabajador bancario y me señaló que hiciera la fila, que ellos me autorizaban para reclamar mi sueldo necesario y que cualquier cosa defendiera mi discurso, reafirmado en ellos y su compromiso conmigo, como buenos profesionales. Finalmente luego de muchas explicaciones y algunas tardanzas, mi sueldo estaba en manos correctas, de manera completa y sin billetes falsos, mientras mi sonrisa se hacía presente luego de tanto caminar y sudar por paraderos cercanos a mi casa. Un lidiar luego de tres días, con diferentes personajes incapaces y algunos otros bien capaces.

Recuerdo haber escuchado en mi vida ha muchos trabajadores que relataban la experiencia de recibir su primer sueldo como algo inolvidable, nunca antes vivido en la vida con tal emosión y que nunca volverán a vivir de tal manera. No sé si haya sido así para mí, pero que importa, ya tengo el sucio dinero en mis manos, ese de días escalofriantes y tragos tan amargos.