02-01-2007

Miedo a Dios



Ya se fueron todos a matar o morir, y yo sigo al pie del cañón con mis manos cansadas y corajudas sobre el teclado añejo y en el cual las letras se van borrando con más tranquilidad cada vez que vuelvo a presionar esas teclas impuras.
Resulta que mis ojos ya no pueden competir con las horas de sueño perdido, pero el miedo continua luego de haber rezado como hace tanto tiempo no lo hacía. Lo que pasa es que yo desafié en cierta época al mismísimo Dios, con burlas algo morbosas e incluso oscurantistas, se podría decir, y ahora solicito sus servicios para ayudar a la relación de personas cercanas a mi, las que no van muy bien por el camino seco de la prosperidad.

Siento que si pongo mis oídos sobre la almohada, ésta, junto a la cama y mis libros del frente de mis sueños, se llenaran de líquidos que van muy por dentro de mi ser, de distintos colores y texturas, expulsadas por la mano mágica de un personaje que atraviesa toda especie de explicación física y sub-real.

Ojalá que sea cierto ese decir que la simpatía y el buen humor del súper santo lo supera todo y a todos los chascarros más comunes y poco corrientes.

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