Oigame curita: págueme con sermones

Hace un par de semanas, vi una noticia transmitida por diversos canales de televisión, que a decir verdad, me causo bastante repudio y machorra, por el drástico abuso de poder compartido entre el sacerdocio y las leyes, aunque en esos noticiarios lo hayan tomado con agrado y chiste.

Quizás, la "santísima" religión católica, ya no tenga tantos adeptos como en sus inicios o décadas anteriores, pero aún mantiene, ciertos desniveles y abusos existenciales, con respecto a la gente dedicada a otros oficios sociales. Tal fenómeno, es originado, desde los representantes de Dios en la tierra, (sacerdotes), que al final de todo, son tan humanos como nosotros mismos, (paridos y criados en la tierra), hacía sus propios creyentes, que viven dentro de la hipnosis del comercio de la fe.
Pienso, que en gran parte de la población integrante de la iglesia, la imagen de un sacerdote pareciera ser tomada como la de alguien superior, de hecho, la gente los disfraza y asemeja a lo que son los superhéroes o estrellas de otra dimensión, (con sus vestidos de seda blanca, coronas, tronos reales, etc...), siendo simples trabajadores diarios, con los humos más elevados de la empresa de la creencia caótica, gracias a los esforzados y obsesivos creyentes domingueros. De hecho, estos héroes disfrazados de la iglesia católica, podrían ser catalogados como personajes que en la televisión, serían producidos para la eterna diversión de los niños más inmaduros del cuartel de cruces y vasos rebalsados de vino... aunque ahora que recuerdo, también cumplen esa función.

El santo padre en cuestión, iba tan rápido por la carretera, en su gran coche de alta velocidad, materializado por el descomunal sueldo de rezar y dar prórroga a cientos de fieles, que hasta el cristo en llavero salió volando de su cruz. Naturalmente el curita fue detenido por un carabinero, de muy buena manera, como se detendría a cualquier ciudadano infringiendo la ley. El padrecito fue procesado, y parecía todo bien normal, hasta que con tal causa se inicia el chiste para muchos y la vergüenza publica para otros : Se le condeno a la mitad del monto de una multa por tal falta, y a tres meses de sermones compulsivos. Todo fue exhibido entre risotadas, producto de la borrachera, por el juez que sujetaba fuertemente un vaso de vino rebalsado o cristo redentor.