09-08-2007

Las mujersuelas de Dios también juegan en la nieve



Mientras los niños felices de la vida salían de sus casa a ver algo que quizás sus cortas vidas nunca antes habían presenciado, con ojos y pensamientos alocados, por el hecho de estar viviendo la fantasía de lo desconocido que sólo se veía en películas de navidad, en otros lugares de la ciudad habían millares de accidentes automoivilísticos, porque los no tan niños se lo creían y jugaban con sus autitos, pensando que estos eran locomotoras voladoras o aviones flotadores... al estilo de "volver al futuro".

Mientras todos estos hechos acontecían y nosotros los podíamos presenciar gracias a las cadenas noticiosas de televisión, habían otras personas que salían de su amarga vida hacía las calles, creyendo que era todo esto una grandiosa obra de la hermosura física traída por el maestro o patrón celestial... llamado don Juan Dios. Las mujeres de Dios habían salido de sus capillas y conventos, con sus trajes negros y blancos, a jugar como si fueran niños o personas comunes y corrientes, porque en realidad lo son, aunque la gente siempre se olvide de eso y les demuestre garantías inigualables.

Cuando la felicidad había acabado con muchos chilenos muertos, por el hecho de la vida callejera, y muchos otros felices por sus situaciones acomodadas, las maquinas comenzaban su trabajo de recolección de nieve, guiadas por las monjitas esclavas del señor. Nada presagiaba el suceso espantoso que en las proximidades iba a ocurrir. Luego de que se recogió toda la sustancia blanca del sector, sobre la calle central, se vio un cuerpo de hombre con mantos blancos; era la cara de Dios en medio del sufrimiento, dentro de los sectores donde las monjitas habían jugado como pequeñas niñas sin límites. El desconsuelo fue sin fronteras al ver que la nieve fue tan fuerte que hasta el mismo gran señor había caído. Ellas mismas, quienes rezaban y habían entregado toda su vida a la religión, habían proporcionado las agresiones y pisadas mortales sobre el cuerpo ya fallecido del señor y jefe de la nación.
Al día siguiente se encontró el cuerpo por la policía y las damas de blanco señalaron sin miedo alguno, y desligándose del tema : Hasta Dios se cayó y ningún samaritano lo recogió.

2 comentarios:

...:: RenaRock ::... dijo...

Miau...

Has notado que realmente MUY POCA gente se dedica a postear en los Blog`s
Te has dado cuenta que realmente la gente que te postea no se dio el tiempo de leer en serio lo que escribiste.
Y te has dado cuenta que este post en especifico no tiene nada que ver con tu tema, redaccion o historia.....



Miau.....

en efe eme dijo...

que ñoño el post de arriba xD!

y como yo si me hago tiempo de leer los blog's, me/te pregunto.. las mujersuelas se ensuciaran las manos con la nieve, o ensuciaran la nieve con las manos?..
ninguna de las anteriores?

mm, Dios no espera nada a cambio, se cae y pone la otra pierna/mejilla.