27-05-2008

Los juegos del padre adicto


Estas últimas mañanas de Mayo se han presentado de manera nublada, cubierto los cielos por agobiantes aires de sorpresas estrepitosas e impensadas, producto del sector restringido que cubre la visión. Un hombre de terno y corbata, suele caminar por la villa de mis mejores años, cada día y a primera hora, con tan sólo un par de todos sus hijos encubiertos. Con su mirada secreta y escalofriante, sin decir lo estresada que es, se dirige rápidamente hasta dejar a sus críos asustadisos y entendidos sobre el colectivo de cada día, para de esta forma ir por sus matutinos y periódicos juegos adictivos de la cocaína.

Cada tarde en la que vuelve el adicto a casa se presiona una dentadura contra la otra, demostrando la angustia viva dentro de su organismo. Saluda a su esposa con un apasionado beso tembloroso, y al reunirse toda la familia en un circulo de la armonía, todos saben lo mismo que yo vi esa mañana de fríos y escalofríos.

1 comentario:

l dijo...

Contra la adiccion es poco lo que se puede hacer...lo peor es tener que esconderse.
uno es lo que es, es lo que le gusta ser, lo que hace , lo que piensa...
podemos ser adictos hasta de las cosas mas simples...

hace mucho que no podia escribirte por aqui por problemas que no nombrare jeje.

se le extraña señor pittet
muchos besos y abrazos