13-05-2008

Anciana descontenta


Recuerdo con bastante admiración esos días, y no me reduciré a esa simpleza, sino que también hablaré de años; en qué aquella mujer que superaba las siete décadas consecutivas, me acompañaba a dar vueltas por las afueras del cementerio más cercano a mi domicilio. No sabía donde había nacido, y menos reconocía su trayectoria existencial, menos me enteraba o recordaba de dónde había surgido a mi presencia. Lo claro era que yo estaba aprendiendo de su presente humorístico de color negro, y su pasados era anecdótico para mí, porque nunca interfería dentro del margen de esta nueva relación promovida por distintas edades con similares verdades.

Me sorprendía la forma en que me hacía reír con sus quejas e insultos sociales, ante la vivencia de diferente personajes de culto en el sector, enlutados a las afueras del parque de las muertes recientes. La silla de ruedas nunca la detuvo, ni siquiera por un instante, y su mirada envuelta entre risas y lágrimas me señalaban que era de su conocimiento el destino mortífero, que era más cercano al de sus días que al de los mios o del resto de los burlados aquella tarde de sufrimiento global. de sus días.

Un día fui a buscar a la dama entrada en años, como era costumbre de cada tarde de verano, y no me encontré ni con la sombra de la invalida, (así era como le gustaba que la llamara). Mis manos no podían llevarla a pasear para sus motivaciones o discursos resentidos, había algo que hacía falta y no sólo a mí. En ese preciso instante fue cuando los distintos vendedores de flores se acercaron a darme el pesar, junto a distintos tipo de rozas negras, acompañándome a la celebración de ultratumba, provocada por la desaparición de la mujer que donaba un ambiente inolvidable al parque del recuerdo.

2 comentarios:

danniella_la_lokera dijo...

No pude evitar derramar una lágrima.

No sólo la señora se dio cuenta que terminaste siendo un personaje importante en su vida, aunque sea para escuchar sus quejas sociales... sino que la gente de alrededor también lo notó. Obviamente ustedes dos se complementaron.

Siento tu pena, muy lindo homenaje a la señora.

Alegría dijo...

Hay viejas tan choras, me encantan. Se andan pasando por la raja a cuanto ente le parezca mal, eso me gustaría a mí. Es que cuando se llega a esa edad ya no se tiene nada que perder, entonces a boca jarro andan diciendo las verdades que ocultaron toda su vida.
Yo no creo que la gente adulta extrovertida lo hayan sido toda sus vidas. Definitivamente no lo creo.

Saludos

Ale.-