26-07-2006

Sin novedad en el frente



La cinta que da titulo a mi texto, nos enseña muchos elementos o situaciones, formas de tomar la vida, que han sido enseñadas o inculcadas con antelación desde que hemos sido bebes hasta los crudos días del hoy; en los que ya somos mayores dentro de nuestra adolescencia física, que a veces se pierde en la psicología.                


Un ejemplo de las enseñanzas que nombraba recientemente, podría llegar a ser, el hecho, de la forma en que se mostraba en el film como se seguía ciegamente lo expuesto por terceros: supuestos educadores, superiores que están para enseñar lo bueno de la vida, cosa que para mí es dubitativo o inexistente. Si es que no se tienen pruebas reales, o algo con que sostenerse legítimamente, sobre cierto dicho, se podría aplicar la frase: no creer hasta verlo.                             


Los jovenzuelos de escuela creyeron, sin pensarlo dos veces, en las frases románticas atraídas por la guerra y el sentimiento de nacionalidad del profesor. El Don enseñador se rodeaba de textos que aprobaban sus palabras, para así ir transformando la mente de los pupilos. De a poco fue integrándolo, conciente o inconscientemente. Las frases hablaban de una futura guerra triunfante, de la necesidad que tomaran sus armas. Tendrán que cerrar sus cuadernos, yendo a defender la tierra y quien sabe que otra cosa.


Claramente esas frases románticas e ideales, de igual índole terminaron transformadas en lo contrario a las expectativas iniciales. Hubo muerte generalizada, de todos los personajes que solían ser compañeros y buenos amigos. Por otro lado, de la esfera del relato, se comenta sobre la variabilidad de los rangos, cargos u oficios que pueden cumplir en cualquier momento los estudiantes, producto de la suerte o el trabajo duro de las personas en la sociedad.


En sí, hablo de una señal de la película, cuando el conocido y pobretón cartero del pueblo se transforma, por razones anexas al sentido de la obra cinematográfica, en el superior de los buenos muchachos, los que nunca lo habían respetado como tal y por lo mismo no lo seguirían haciendo. Se sentían aturdidos con los sentimientos de grandeza del carterucho. La costumbre los llevaba ha no respetarlo, sin importar el cargo que él ahora cumplía.


A lo que podría postular esta creación, es al hecho de que las personas y su manutención vivencial va más allá de la simpleza, con mucha más importancia, que los efectos o sentidos de la nacionalidad. Nosotros somos los que vivimos no los países o las tierras que componen a lo titulado por los hombres como países.


La unidad nos lleva a vencer las dificultades y los conflictos, la mentira o ceguedad sólo nos mantiene en el circulo del extermino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero aunque seamos nosotros quienes vivimos y no las tierras o los países, si bien eso es así es dificil desligarse de aquello.
El exterminio de los humanos,es algo a lo que estamos condenados, sin importar la unidad.
El hombre es de naturaleza maligna y muy pocas veces actua según la idea del bien.
Pienso entonces, que el ser humano esta destinado a extinguirse con o sin unidad.

Marulista dijo...

repito

NO LO PUEDO CREER

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MENOS HACER DEBATE POR BLOG, pero
NO LO PUEDO CREER.