17-08-2006

El mar



Nosotros, los hombres de todos los tiempos, hemos caído como muñecos de trapo en las escenas más funestas de una cruenta lucha para muchos y un típico juego de cultura moribunda para otros.


Es tan distinta la imagen del día de hoy a la que vivieron los primeros indefensos. puede ser en realidad tan apartada pero heredada al mismo tiempo, y del mismo modo, pueden sufrir tantas rupturas de la construcción mental y de formas mucho peores a la vez; llegando siempre al mismo pasadizo detestable de la destrucción de lo elaborado con antelación desconocida.        


No es mi intención final, como orador del pueblo sumergido en millares de desgracias personales o nacionales, seguir el tramite recordatorio siendo populista, mostrando la desgracia de viviendas desastrosas, con una sonrisa de millones de dólares, como muchos, de procedencias que no quiero recordar (no es de mi agrado hacerlo). Simplemente he querido como engendro de la alienización humana, hablarles de un elemento tan desconocido como todos los demás, en los cuales nos hemos sumergido como personas, y que los más dueños de sus movimientos torpes crean como sustancias dominantes.


La inmensidad de la sustancia que se puede ver al estar sobre la roca más alta que mira el infinito, hablando de esa línea que nunca se detiene de palpitar en forma natural, siendo equivalente al sentir de un millar de cañonazos dirigidos al cerebro con una separación de segundos y con conocidos olores a engendros marinos que se clavan como desgracias en el olfato capitalino, el que está acostumbrado simplemente a la elaboración de perfumes de moda, es la recicladora de sueños y esperanzas de psicologías con inocencias existencialistas, las que aún piensan en flotar sobre un mundo acabado, como se pudiera hacer en el supuesto paraíso.


He estado hablando de aquellas sustancias generosas, liquidas y dotadoras de purezas celestiales, las que nosotros en tierra hemos nombrado como mar, cuya primordialidad se basa en la donación de vida. Antiguamente había sido pretendida para crear imperios de seres que serían libres y santos, como los mismos que por libros vemos como constructores de lo imposible, pero la idea de lo futurista de aquellos tiempos, que es actualidad, se destruyo y se cavo junto a la esencia de los antiguos conceptos de vida, algunos fosos, cuerpos y humanidades intoxicadas por mounstrosidad de nosotros mismos.


Creemos que el siguiente cañonazo, como olas quebradas sobre las rocas cercanas a nosotros, caerá en nuestro cuerpo desenfocando las caderas del tronco, y no es un pensar ridículo, sino que es una elaboración de los constructores de nuestra mente que siempre nos hablaron de un cuidado ante la naturaleza, siempre teniendo cierto pavor a la majestuosidad de lo regalado sin precedente anterior, de la manera que ser pierde la magia del ser y lo que le rodea.


El elemento de máxima explayación humana y dotador de la elevación de la limpieza de los seres naturales y artificiales, fue y será utilizado por algunos anormales sentimentales, arraigados en su cuadrado y televisivo pensar, como maquina desgarradora de esclavos con otra visión pensativa... conocidos como victimas de derechos desaparecidos para los humanos, exterminados por los propios humanos.

No hay comentarios.: